Hay tantas cosas yo sólo preciso dos.

Cuando chico, mi papá llegó con una tremenda caja que puso bajo el árbol de pascua, era para mi. Me dijo que era una cortadora de pasto. Yo saltaba de alegría.

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Cuando chico me gustaba la navidad, de hecho armaba el árbol en noviembre. Y como en mi casa son medios extraños, jamás les interesó el proceso de decorar el pino, poner adornos en la puerta y qué sé yo. Por eso teníamos del juego de luces más picante, con la mitad quemadas y esos adornos que yo hacía en el colegio con papel lustre... con cueva de ese plateado.

Envidiaba a mis primos y amigos con tremendos árboles cubiertos de oro y viejos pascueros de chocolate, que se veían imponentes por sus ventanas.

Yo tenía persianas, todo mal.

Bueno y ahí estaba yo como weón haciendo lo que se podía, tirándole algodoncito, tapando hoyos y provocando verdaderos corto circuítos con mis conexiones eléctricas... Aún tengo una cicatriz en la mano.

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La wea es que aprendí a tocar guitarra hace como un mes por Internet y soy seco.

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PD: La guitarra estaba en esa caja

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