Se va, se va, se fue.

Qué rico es cuando pasa una pena. Cuando el corazón ya no duele y el cuerpo tampoco. Cuando esa tristeza que uno imaginó eterna, de pronto ya no molesta más. Cuanto te das cuenta que si estás triste y deprimido, es por otra cosa ya más importante que el amor perdido.
Todavía me acuerdo de esa noche en que me desecharon. Cuando me dijeron que simplemente ya no me amaban y no había vuelta atrás. Me acuerdo haber pensado "y cómo mierda vivo desde mañana", de rogar, perdonar lo imperdonable, y hacer vista gorda al incuestionable desamor que me confirmaban.
De ahí en adelante una extraña nebulosa. Me importaba una mierda todo y aunque me llevaran a Londres o al caribe me hubiese dado lo mismo. Estaba mal, con el ego por el piso y castigándome.

Pero Jorge Drexler lo dice con genialidad en una de sus canciones.

Tal vez fue algo de la puesta de sol
o algún efecto secundario del té,
pero lo cierto es que la pena voló
y no importó ya ni siquiera por qué.

Y sí, este año ha sido como la mierda. Pero anoche, en ese estado previo al sueño profundo, cuando uno piensa en absolutamente todo lo de su vida, desde cómo te quedan esos pantalones hasta qué harás en el futuro, me di cuenta que las razones que hacen del 2005 una basura de lo más olvidable, serán unas 10. El desamor, con cueva está en el 11, a veces en el 9, cuando a uno le baja toda la wea.

Así que a los corazones rotos... esperen... Un día, se darán cuenta que estarán llorando por plata, amigos o cualquier otra wea, antes de atormentarse por aquellos que cagaron y nublaron tu vida por un tiempo.

La canción sigue así:

Algunas veces, mejor no preguntar,

por una vez que algo sale bien.

Si todo empieza y todo tiene un final,

hay que pensar que la tristeza también... Se va, se va, se fue.